Mientras TikTok compite en términos de views de videos con Youtube, Instagram parece correr en círculos, intentando replicar la experiencia. La primera jugada fue crear Reels. Ahora están testeando (o cuando veas esta columna, puede que ya lo hayan lanzado) un nuevo look and feel que es calcado (iba a escribir clonado pero me arrepentí) a la plataforma china, con videos a pantalla completa en el muro. Empujar el video es la consigna.
Instagram es una locura en Chile. Hace rato. Con cerca de 9 millones de cuentas y cuando el mundo busca entretención y humor en redes sociales, la plataforma se ha consolidado en Chile como una red social masiva donde ocurre de todo. Las personas cuentan su día. Nos llenamos de selfies. Los influencers crean distintos tipos de contenido. Las marcas te permiten navegar colecciones, productos y servicios. Puedes ver los goles de la fecha, trailers de las últimas películas, además del meme o chascarro de moda.
En un estudio hecho en Jelly el 53% de las personas confesó que ha usado Instagram para realizar una compra, mientras que el 81% la suele usar para vitrinear y 39% de las personas dice haber comprado algo recomendado por algún influencer.
Pero el problema -a nivel global, no solo en Chile- se instala en otra vereda.
La irrupción de TikTok está provocando un sismo a nivel de comportamiento que salpica a todos: consumidores, plataformas, marcas y todo lo que tiene que ver con lo que está (o quiere estar) de moda. Con más de 1.000 millones de cuentas en el mundo y más de ocho millones en Chile, pareciera que todos quieren ser -rápidamente- igual de cercanos, relevantes y onderos.
Y gracias a la democracia del algoritmo de Tiktok -no dependes de cantidad de seguidores para que tu contenido explote- muchos lo lograron meteóricamente.
Khaby Lame hacía memes sin hablar en Italia. Hoy es rostro de Boss. Luva Pedreiro solo subía goles en una cancha de tierra en Brasil. Hoy lo siguen más de 14 millones de seguidores y acaba de ser invitado a un evento por el PSG.
La revolución es brutal.
El 44% de los usuarios diarios de TikTok quiere que el contenido hecho por marcas sea divertido y entretenido. Y a nivel general la plataforma se ha convertido en un motor para que las personas descubran cosas nuevas, aprendan y se inspiren.
Mientras TikTok compite en términos de views de videos con Youtube, Instagram parece correr en círculos, intentando replicar la experiencia. La primera jugada fue crear Reels. Ahora están testeando (o cuando veas esta columna, puede que ya lo hayan lanzado) un nuevo look and feel que es calcado (iba a escribir clonado pero me arrepentí) a la plataforma china, con videos a pantalla completa en el muro. Empujar el video es la consigna.
Pero el problema parece estar en otro lado. Es TikTok el que está dictando las reglas del juego y tomará más que un empujón para que la gente deje de usar Instagram de la forma en la que está acostumbrada a usarla. En Chile, de los usuarios frecuentes de la red social perteneciente a Meta, el 81% prefiere compartir fotos y el 45% opta por los videos. A la hora de usar Reels, solo el 14,8% opta por ese formato.
Esto es una jaqueca en pañales. Se trata que las personas la encuentren tan actual, fresca y urbana como TikTok y no terminen emigrando a la plataforma china. Ya tuvo Mark esa amenaza el 2016 con Snapchat y al integrar Stories, logró frenar el embate. ¿Funcionará esa estrategia de nuevo?
*columna publicada en la revista de Anda.